1° y 2° ESO Analiza los siguientes poemas.
Amor constante, más allá de la muerte
Francisco de Quevedo
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
I
Quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo, y dejeme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
SAN JUAN DE LA CRUZ
II
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
FEDERICO GARCÍA LORCA
III
Inevitables golosas.
Vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces,
como abejas en abril,
viejas moscas pertinentes
sobre mi calva infantil!
ANTONIO MACHADO
IV
Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que comía.
¿Habrá otro —entre sí decía—
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
CALDERÓN DE LA BARCA
V
Si queréis historia humana
de la dama y el galán
que peregrinando van
por senda segura y llana.
LOPE DE VEGA
VI
Las fuerzas, Peregrino celebrado,
afrentará del tiempo y del olvido
el libro que, por tuyo, ha merecido
ser del uno y del otro respetado.
FRANCISCO DE QUEVEDO
VII
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
ANTONIO MACHADO
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